lunes, 25 de julio de 2011

Asunto de hermanos II

Y cuando pienso en vos no se si te pienso en aquella cocina, si pienso tu cara o tus zapatillas. Pienso en esos meses y no sé cómo sentirme, a la distancia todo parece fácil, acogible y repetible. Pero no más.
Ahora estoy pensando en vos y no sé qué veo, si a vos en ese pasado, si a vos en esa foto, si a vos mañana, pasado, en el resto de la vida que tal vez nos cruce de vuelta.
Me da bronca pensarte, porque te pienso a pedazos y me olvido lo malo. Injustamente a veces olvido lo bueno, pero prefiero olvidar lo ameno a sentirme así, a pensarte durmiendo.
Inevitable caer en banalidades cursis, pero es que a veces me censuro tanto por no verme ridícula (por no sentir que me ven ridícula) que termino por castigarme.
Con todo el tiempo, a veces nulo, otras veces nula su existencia; con todo el tiempo juego, hay que aprender a quererlo, después de todo solo es un momento. Es ese momento en el que me acuerdo de vos y se me estruja la panza y me pongo mal y es la eternidad de un segundo en la que mi mente se despierta y me acuerdo de mi libertad. Sucede que la libertad para mi también es tiempo. Tiempo ganado, tiempo a mi favor. Entonces nada. Pero no nada de nadies ni naides, nada de ganancia, cuando el tiempo se siente ganado hay alguien (vos) que te grita que es nulo, no hay tiempo, porque es nula su existencia. Porque el tiempo está en el espacio, no son diferentes. Mi tiempo es mi espacio, por eso a veces es infinito y a veces es mi cabeza misma, pequeña y limitada.

Creo que el mal es no tomarse el tiempo para pensar. Es el apuro, eso nos agobia y satura en estos días. Días que son del tiempo, entonces uno necesita canalizar, borrar, sacar. Escupir el tiempo, como escupir nuestros días y entonces nuestra vida. Pero hay que detenerse, en el tiempo o en el espacio y situarnos, en algún lado, en alguna idea. Mi idea ahora es no tirar todo -así porque sí. El apuro no ayuda, pero no podría definir apuro sin tener una noción de tiempo, digamos que el poco espacio nos pisa. Al menos a mí, tener poco espacio me calla. Y no es silencio por no confusión, es una marea tan peligrosa que me ahoga. En el no espacio, en el no tiempo, en el apuro, escupimos, no pensamos. Renegamos. Reniego, yo reniego mucho y por eso no quiero apurarme. Quiero, entonces, darme libertad. No se la pido a nadie, no la exijo de nadie más que de mí y darme libertad implica darle libertad al resto, no es que la libertad ajena dependiera de mí, es una limitación de las mentes pensar que el espacio de uno puede estar influído por otro, o sea yo. Pero ya dije que soy limitada.

1 comentario:

  1. No pienses en libertad, ¿Qué es eso? La libertad no se pide, no se exige, se vive... Ahora que te copo Mister D tendrías que poner las cosas en funcionamiento, desterritorializarte de vez en cuando, buscar nuevos modos de agenciamiento, llevar las cosas a planos nuevos, tuyos junto a un conjunto... Buscate una linea de fuga y salí a descontrolarla un poco.

    Salutes!!

    pd: que onda lo ultimo que te mostré de mi blog? quiero que pongas en practica tu capacidad de crítica literaria! jejeje

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