miércoles, 21 de diciembre de 2011

Es muy muy muy muy dificil mantenerme y no mandar todo al carajo y seguir tomando lo que me da aceptando sus condiciones.
Fue muy muy muy muy dificil decirle todo.
Llanto, mucho, muchas lágrimas, suyas, mías.
Listo, se terminó. No se si estoy enamorada, cuando uno está enamorado no tiene ojos para otra persona sin embargo, nada. Sin embargo no me entrego con todas las personas.

martes, 20 de diciembre de 2011

Ahora sí, adiós relación que terminó de vulnerabilizarme. Perdón a mí misma por haberme metido en situaciones que me hicieron mal. Perdón, espero perdonarme y olvidarme rápido.
20/12/2010 arrancó un año lleno de emociones, con dos amores muy pero muy fuertes y rápidos, fugaces, con dos dolores de cabeza casi insoportables y ahora corono el año con la promesa de preservarme más. Perdón, perdón, perdón, no aguanto la bronca que siento. No me aguanto pero me tengo y eso tengo que entenderlo antes de que sea más que demasiado tarde. Me tengo y chau, chau flaco que no me valoró ni la mitad de lo que necesito. Chau. Te quiero pero. Pero no puedo más. Me prefiero a mí.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Después de cortarle el rostro al que ya es papá le mandé un mensajito al de ojos verdes. Su respuesta fue linda pero sin reciprocidad en el mensaje, pero fue linda. Voy a ver, le voy a dejar de mandar, si quedó en anoche quedó en anoche y fue.
Cuatro horas después, estoy contenta. Temerosa y alegre.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Remerita negra (como si emplear diminutivos le diera un tono más sexy & atrvido al asunto), ese jean que me volvió a entrar después de un año y alpargatitas para disimular la ropa interior con moños.
Hace tiempo que hago esto. Es un cliché. Uno de los más lindos clichés. Incluso puse Kings of leon, Only by the night. Gran gran gran Gran cliché en mi vida.
Intento no acobardarme y demostrarme a mí misma muchas cosas. Sin embargo acá estoy, sentada en mi sillón, con el pulso acelerado por presuntos nervios o en realidad, miedos. Por eso termino siendo yo un gran cliché. Banal el más banal de las obviedades.

Chan

Bueno, arranco una vez más con "bueno" porque es la forma más fácil de redactar un chisme, o algo bizarro. Todos los que me conocen saben que me pasan cosas graciosas o raras y saben que gran parte de mi mente está ocupada en la percepción social, es decir: cómo me ven los demás y cómo los veo, no tanto físicamente sino en lo que refiere a las reacciones que puedo provocar o sentir.
Mi vida a veces es una películas, desde amores por un colectivo hasta miradas matadoras, pero la última me acaba de dejar perpleja: hago las compras en un supermercado que queda a tres cuadras de mi casa y siempre que voy el encargado (que a veces hace de cajero pero sin el uniforme para que veamos que tiene el poder) me mira, me sonríe y me dice alguna boludez. Una vez pagué con tarjeta de crédito, hace meses, y desde ahí que me saluda "hola Barbarita, chau Barbarita, cómo andás hoy Barbarita?".
El quid de la cuestión es que la semana pasada me dijo que quiere invitarme a tomar un helado, un poco vintage, como si yo tuviera 15 y él 14, pero me gustó. Me interesó la propuesta porque el último tiempo más que birra y noches no me ofrecen y había empezado a pensar que la seducción iba a correr por mi cuenta de por vida. Hoy volví al super, fui a comprar unos ravioles porque tengo un invitado a cenar y voy a hacer algo fácil y rico (ravioles con alta salsa) y cuando entré ví que estaba. Pf, pasé haciéndome la diosa con el pelo inflado porque afuera llovía y así todo el señorito se me acercó a pedirme el teléfono.
Hace como media hora que estamos meta mensajito y me acaba de decir que tiene 31, un hijo de 3 años y que vive en pareja, pero que no me asuste.
What the fuck? jajajaja seguiré creyendo que alguien en algún momento me va a tomar en serio o me resigno? que no me asuste, no, no me asusto, pero simplemente justifico mi vulnerabilidad con estas cosas. No sé si quiero tomar ese helado de dulce de leche con dulce de leche y chocolate con chocolate. Pero quiero, porque sigue sorprendiéndome que alguien se interese en mí y siento que no estoy en condiciones de hacerme la linda. Pero después de un rato me doy cuenta...estoy diciendo puras estupideces, es como salir con un hombre casado.

"Vivís sola? entonces un día me podrías invitar a tu depto".
Voy a decir algo y que quede claro: no es un bulo. Jajaja, no es un bulo y mi cuerpo tampoco. Mierda, mi cuerpo tampoco.
¿Cuándo me volví tan vulnerable? con A, con M? no sé, quiero un alguien con todas las letras, de la "a" a la "n".
Quiero que si para vos soy un 10 no me trates como a un 3.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Y en mi búsqueda por el tiempo escrito, o por tiempo para escribir mi tiempo, o por hojas o lapiceras, caí en la trampa.
Mundanamente hablando: le mandé un 2do mensaje en dos días sin que responda ninguno de los dos.
Pero, en realidad, volví a ceder, a mostrarle mi mente, a ser transparente.

Ese alguien no vino pero sí aquel otro. Aquel otro, aquel otro, aquel otro. El que me busca para probar suerte, incluso (o tal vez) para aprender cosas, o para desquitarse sin amor. Y eso hice, lo usé igual que él a mí y no me sentí mal. No me siento mal, un poco asqueada tal vez, lo quiero, lo quiero, lo extraño, lo quiero. Al otro.
A él, a Tomás. Tomás, Tom, Tomi, Tomás. M.
Sus iniciales, su nombre, su no nombre, su nuevo apodo, mi karma, mi mochila, su persona, su mente, su mal. Es tan fuerte para él como lo es para mí.
Pero pensando en cosas, o no cosas, ¿por qué soy un secreto, por qué soy su última galletita?.
Necesito conocerlo, me encantaría que fuera un cuarto de transparente de lo que soy yo, que se interesa por mis cosas no sólo para verme llorar porque piensa que las lágrimas me quedan lindas y que vuelva a la potencia y al deseo que tenía cuando no estaba asiduamente con otra persona.
Y yo. Tonta. Cada vez que miro más allá me choco y quiero volver a él, volver a esos brazos que no siempre me esperan abiertos y a esos pies en una cama que no siempre se entrelazan con los míos para dormir. Volver a espalda que a veces me sonríe en un colchón y a ese bulo con ventanas gigantes y ese efecto que tiene sobre mí. Que el día sea eterno. Siempre hay un momento en el que quiero perpetuarme, en ese minuto, en su vida, en ese minuto suyo. Ese momento: antes de que suene la alarma, cuando mi mente desesperada me despierta para avisarme que se acaba mi tregua y que a partir de ahí otra semana (o más) me va a separar de un segundo de seguridad y un minuto de miedo (que olvido por el segundo); ese pre-alarma en el que lo miro disimuladamente y me apena que no me abrace, que no le interese o que no quiera (me atrevo a decir que en su comodidad el cariño lo incomoda), momento en el que tengo la certeza de que se va a despertar queriendo que le haga algún mimo y que ignore mi demencia.
Y ese momento, esos minutos, son bárbaros, la luz que entra, el color rojo de las paredes que energiza, una casa llena de música, un alma dormida al lado que hace que la mía se acobarde. Un alma fuerte, una mente que siempre me sorprende, Dormida. Dormida ella, en ese momento, dormida yo, que la espero. Dormida yo que lo intento y le permito a mi alma que se acobarde y se disimule.
Pero durante ese ratito, antes de que suene el despertador y nos calcemos la cotidianidad, estoy tranquila, esperanzada, contenta. Y quiero otro rato de esos en vez de un "ando ganas" sin respuesta y una juventud que espera ser descubierta mientras envejece.

jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Es mejor estar con Teresa o quedarse solo?

Yo no quiero ser Teresa, no quiero ser Sabina, pero es insoportable el deseo, el deseo, el malestar, el deseo. El deseo, repetir repetir repetir, sin comas sin números, repetir para entender. El deseo, Sabina y su insatisfacción, Yo y mi afán de palabras. El tiempo, insano tiempo. Me lastima, me está asqueando, me hace mal, me hace mal. Que no pase, o que pase escrito. Escribite, necesito saber porque el deseo es muy fuerte.
Morbo, mucho morbo, mucho masoquismo, mucho tiempo. Veinte, años, meses, días, meses, cinco, doce, son cosas significativas para mí. Para mí y para mi deseo. No quiero que ese chico sea Tomás pero (creo que) irremediablemente es similar, muy. Pero yo también, yo solía serlo.

¿Solías, con quién cenás hoy?
No, yo tampoco tengo remedio, pero no lo quiero Tomás, yo puedo dejarlo, puedo dejar mi deseo, hacerlo a un lado, escupirlo y pisarlo pero necesito que él tenga el suyo, conmigo, de mí, hacia mí. Necesito -quiero- que me desee, que le resulte insoportable como me pasa a veces a mí. Por el tiempo y la mente. Y la mente que desea y que quiere, mi mente, mi mente quiere tiempo escrito.


"...Daban pasos de baile al sonido del piano y el violín, y Teresa apoyaba la cabeza en su hombre. Así tenía la cabeza cuando iban en el avión que los llevaba a través de la niebla.Sentía ahora la misma extraña felicidad y la misma extraña tristeza que en aquella ocasión. Esa tristeza significaba: hemos llegado a la última estación. Esa felicidad significaba: estamos juntos. La tristeza era la forma y la felicidad, el contenido. La felicidad llenaba el espacio de la tristeza..." M.K. La insoportable levedad del ser

(ojalá mi blogger anduviera bien como para citar en debida forma)

jueves, 1 de diciembre de 2011

No dejás de ser un pibe cómodo que está cómodo garchando at least una vez por semana... vivís haciéndote el celoso y crees que con decir "te quiero, zorra" la zafás. Far far away te quiero, ahora como están las cosas, te quiero far far away, prostitute.

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