jueves, 26 de octubre de 2017

Le pasó a un amigo

Esto le pasó a un amigo que, no voy a mentir, además de ser el arquetipo de macho puede resultar un tanto homofóbico. 

   Hace bastante (contado acá) sali con un pibe de Happn, dos de sus amigos y una amiga mía. No, no hicimos una orgía, simplemente nos tomamos unas cervezas en un bar careta de Cañitas. Mi amiga se levantó a mi cita y yo me quedé con sus dos amigos, pero el equivocado me acompañó a casa. 
   Dije, en el post anterior, que estaba intentando conseguir el número del alto que me había gustado y tuve que dar la cara y blanquearle a mi cita original que me había mandado con el amigo errado, que se cope y me pase el tel del potro. 
   Lo conseguí pero, hasta ayer, no nos volvimos a ver. 
   
   En el medio salí unos meses con un ente informático que mejor perderlo que encontrarlo y cuando se terminó esa movida volví a Happn (sí, cuando me engancho con un hombre puedo ser monogámica) y ahí estaba: el alto. Inmediatamente le clavé una estrellita de esas especiales que piden a gritos una vergueza y claro que me contestó, se cagó de risa y volvimos a Whatsapp. 
   Pues el pibe es un copado, no voy a mentir ni tampoco voy a dar detalles, solo voy a afirmar que nos tenemos una confianza re copada (gracias a mis hermanos mayores por colaborar activamente con mi crianza) y nos contamos cualquier barbaridad. El pibe está bárbaro, tiene una espalda alucinante y encima me super hace reir, chongo con todas las letras. Tiene unos tatuajes raros que no sabe por qué se hizo, cocina y es amante de los perros. Cuestión que lo invité a casa directamente y nos pedimos unas empanadas, ninguno tomó alcohol ni fumó para no bardearla otro día de semana más así que estuvimos face to face.
   Nos reímos de la dinámica de happn, de su parecido con un catálogo de Avon o Natura y me dijo que había leído mi blog y que tenía una historia para mi:

   Aprendiendo a usar esta app coincidió con una colombiana que es una bomba, un pelo oscuro divino, una boca hermosa, la mina es un fuego. "No lo podía creer", me dijo, "la mina era un fuego, había llegado a Buenos Aires hacía poco y como yo tengo un amigo casado con una colombiana le dije que tomemos algo con ellos" (acotación mía: encima el pibe es de lo más dulce, preocupado por la integración cultural y todo). Me dijo que el mismo día, antes de salir para el bar, (con el fin de pasarle fotos a su pareja amiga, ponele) le pidió el Facebook, se fumó un porrito y empezó a mirarle las publicaciones para juntar ganas.
   La mayoría de las publicaciones, me contó, eran del día de la mujer (fecha cercana a la cita) y la mina había subido mil relatos contando que se sentía mujer a pesar de que no lo era. Ahí, el que conoce a este neverpony lo entiende al momento y, el que no, espero que haya logrado transmitir la impresión que le dio esta información. Automáticamente canceló la cita alegando algo que puede haber sido cagadera y quedó sumamente impactado.  

   Tanto él como yo celebramos las libertades de elegir cómo vestirse, a quién amar y a quién garcharse, pero el mensaje es claro: dejen de mentir en las redes sociales! sean lo que y como quieran pero no mientan.