jueves, 11 de febrero de 2016

Pensaba que estaba volviendo a ser yo misma, después entendí que siempre lo soy y me sentí idiota por una falsa epifanía. Y sentí vergüenza por esa parte de mí que me llevó al delirio extremo.


Sigo buscando gente de la generación de Soda, daddy issues, una eternidad esperé este instante.


Me fui a Uruguay, con la persona que menos querías, te mentí, me gustaba y me gustó siempre y ahora estoy bien, con él. De a ratos, conmigo, de a ratos.
Mi vida cambió mucho, actúo como caníbal, me fumo un pucho de vez en cuando, las voces roncas me fascinan, más si vienen con ojos lindos.


Tiene 23, tiene 25. Tengo 24, "parece más madura". ¿Solo un año? Vení, salgamos, probemos. Problemos. Problemas, intentemos.


¿Por qué te hablo a vos? Tenía la esperanza de que esta vez no me pase esto de necesitar hablarle al ex, hablarle al fantasma de los primeros tres meses de relación que sostuvieron los siguientes dos años. Qué mierda, che, estoy tanto mejor sin vos y vos sin mí. Pero el ego y su ego. Es el metaego el que me irrita.


Chau recreo.



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