martes, 5 de julio de 2016

Gomito de oficina

Divagando por mis pensamientos más íntimos, escuchando Juana Molina como mi especie de mujer himno del día.
Arrepentida de algunas cosas, ansiosa por otras.

¿Quién decidió que terminar es un adiós? lo decidí yo.

A veces me preguntan por qué estudio linguística, o por qué creo en las cosas en las que creo, como el reiki. En realidad para mí es un todo tan inseparable que no puedo evitar emocionarme en mis estados de relax como el de este momento. En medio de la vorágine de todos los días y en medio de parvas y parvas de pensamientos a veces no notamos que sí transmitimos algo.
Autoestima alta, baja, transmitimos.
Luz tenue o brillante, transmitimos.
 Creo que es la sensación de poder hacer todo en contraste con la de que no querer hacer nada, la que me frena, pero a veces pienso que es lenguaje y nada más. Ni nada menos. Lenguaje puro, tirado así, a una pared, como acrílicos estrellados, a ver qué forma resulta.
Lenguaje, así, comprimido y tirado a una pared y pum! mi mente. Pum! una mente, pum! otra mente. Cualquier mente, para mí, es lenguaje estrellado contra una pared.
La forma de desenredar eso y ver cómo se mueve, cómo piensa, para qué lado va y qué combustible lleva cada mente es, para mí, estudiar la lengua, el lenguaje.
Como una red, no desde un punto fijo sino desde conexiones, como una red en la que se cruzan las cosas, como una red en la que algunas relaciones activan más puntos que otras, como una red veo todo. Puntos en los que uno gasta más tiempo, puntos en los que uno se perpetúa, puntos en los que uno continúa viviendo a pesar de haber encontrado otros puntos.
Puntos que anclan la memoria, puntos que anclan la angustia. Puntos, muchos puntos relacionados, qué los une, qué mueve eso que va hacia el punto, o sea, qué nos mueve.
Eso podés estudiarlo con terapia, con deporte, con reiki, con música, con cualquier cosa, menos con dogma.
El dogma es otro de esos puntos nada más.
El dogma es uno de esos puntos que te anclan, que te sacan una barrita de energía y se la quedan ahí para que vos recorras el resto del camino inquieto.
Eso es el dogma para mí.
No soy ferocísima, soy transparente, arranqué este blog hace años y sigo intentando definirme  igual que cuando me quise ir a al mierda.

Ahora llevo mi casa adelante, vivo de mí, estudio porque quiero, estudio con esfuerzo, y así todo sigo conflictuada como el primer día. Porque es así, la duda existencial es otro rasgo de mi personalidad que en realidad es otro punto que no logro desconectar. Debería poder borrarlo y aplacarle el color oscuro.

Perot not
not est tant facilt
la clave es ponerle una T al final, para que sirva de paraguas por si llueve.




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