viernes, 1 de octubre de 2010

Lo bueno: lo volví a ver a Mauro y me sugirió que le lleve el almuerzo algún día.
Lo malo: mi mamá le tiró el lance para pedirle el mail y en otro momento terminé dándole mi teléfono por motu proprio, sin importar prejuicios (así soy yo)...
Lo pésimo: no sólo hace siete horas que se lo pasé y aún no me mandó nada sino que cuando se lo dí quedé como una tarada, me puse muy nerviosa, como hacía mucho no me pasaba y por más que me dijo que "bueno, después te mando un mensaje" me dio un taloncito de una revista con descuentos para un shopping... una de dos, o lo hizo de buena onda o de premio consuelo... a juzgar por el otro día y por hoy hasta ese bendito momento, era buena onda, pero viendo y considerando que no hay ni señales de un mensaje, empiezo a dudar.

Hacía mucho que no me mandaba una de estas, pero hacía mucho que no me ponía nerviosa con la entrada de alguien, o colorada ante el comentario más inocente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Todo comentario es bienvenido!

Archivo del blog