domingo, 25 de julio de 2010

Viernes de locos

Recién es sábado y estoy ansiando que llegue el lunes.

Me cansé de la gente, ayer la pasé mal por un taxista y por un idiota que resultó ser un pajero cualquiera (que alguien le enseñe a abrir la boca, por favor!) y hoy me comí la vida y media y encima recibí malas noticias.

Hace un tiempo conocí a J, lo probé. No me gustó, ni él ni su estupidez; no obstante, vino una vez más y trajo a N, un amigo. Claro que culo ve, culo quiere, me gustó el nuevo. Le dije de hacer algo un día, le re copó y me invitó a un bar, ayer.

Después de taller me tomé el 140 y me fui para Colegiales... me pasé una parada y cuando le dije al chofer me recomendó que siga hasta Triunvirato que por ahí pasaba el que va para el otro lado y además está más iluminado; como yo estaba más desorientada que turco en la neblina le hice caso, muy macanudo el tipo, encontré la otra parada, todo bien. Después de un rato de espera y sabiendo que N me estaba esperando a quince cuadras, decidí cortar por lo sano y simplificarme la primera (y última) cita y tomarme un taxi. Sabía cómo ir pero no podía caminar porque era bastante y era peor el remedio que la enfermedad en ese caso. El taxista resultó ser un tremendo hijo de puta que empezó a pasearme y a burlarse de mí, a exigirme que le diga cómo ir pero cuando yo le decía "bueno pero doblemos a la izquierda y bajemos hasta tal calle" se reía e intentaba doblar en las calles con la dirección contraria (con un "ves que no se puede doblar acá?")... me puse muy nerviosa, porque además el forro tenía el gps! cuando noté que me había desviado más de diez cuadras llamé a mi vieja, a intentar hacerle creer al conductor que estaban esperándome personas confiables, uno de esos manotazos de ahogados que intentan hacer retroceder al otro... me puse muy nerviosa, tenía el llanto a flor de piel, cosa que no dejo que me ocurra frecuentemente. Mi mamá me calmó un poco pero por las dudas (y a causa de creciente preocupación) le avisó a uno de mis hermanos, que me habló por teléfono mientras yo le iba diciendo las calles por las que iba; al notar que mi hermano me daba más seguridad y me decía a ciencia cierta dónde estábamos, el tachero del orto puso el gps y terminó dejándome en mi destino, pero no quiero saber qué habría pasado si yo no hubiera llamado desesperada y empezado a demostrarle que comenzaba a entender y a ubicarme... soy presa fácil y es lo peor y lo mejor de esta edad. El conductor ni siquiera tenía los datos a la vista y ni siquiera me saludó cuando me bajé, pero no podía tirarme, no podía hacer nada. Supongo que en parte me acobardé, porque podría haberle dicho "pero pedazo de pelotudo, llevame bien, vos recorrés esto veinte mil veces al día y me venís a tomar el pelo pidiéndome que te guíe?" (o en un tono más real "señor por favor puede dejar de bromear conmigo y llevarme a la dirección que le pedí? le pago por eso, don"), pero no lo hice y le tengo que dar las gracias a mi hermano porque si él no me contenía se iba todo al carajo.
Lo más cómico es que mi hermano, cuando me llamó, empezó sugiriéndome que le pregunte al tipo por qué camino me estaba llevando, cuando en realidad el tipo me preguntaba a mí e ignoraba mis respuestas sin darme explicaciones o algún tipo de información. (Claro que después se dio cuenta y la cosa se puso seria).
Pero bueno, llegué a destino, me encontré con esta gente y probé a N. Es un tarado, un pendejo encerrado en un cuerpo y una edad de 20 años (que no es demasiado, pero una vez más confirmo que la edad es una formalidad, porque este imbécil tiene 12 de mente, definitivamente tengo que seguir apuntando para arriba). Parecía interesante pero las conversaciones empezaron a hacerme dudar ya que dejaban en evidencia el abismo que nos separa en materia de gustos y pensamientos, por suerte cuando terminó de mostrar la hilacha me hice valer y repetí para mis adentros, hasta que pude exteriorizarlo, que no soy un ring raje para nadie (entendido?) y que puedo estar soltera, puedo querer alguien para compartir, pero no soy idiota y sé que compartir no es lo que pasó ayer precisamente.

Ayer, entonces, me sentí doblemente violentada, primero con el chofer del auto bicolor y segundo con este flaco, con el agravante, claro, de que la vida me demuestra que tengo que tener más paciencia y que hay cosas por resolver (señal capatada del poco interés que tengo ultimamente hacia las otras personas) antes de concretar lo que mueve a mi ansiedad.
Hoy me levanté con mucho dolor de cabeza, nerviosa y frustrada, así que me gratifiqué con el método más fácil en este mundo kista: almorcé en Mc Donalds, me compré una manteca de cacao y un par de botas y aproveché para pasear con mi hermano, la mujer y sus padres, que están de visitas.

A pesar de todo, concluyo este sábado horroroso con optimismo, los problemas en casa van a terminar, los miedos que me inundan se van a terminar ahogando y mi gato por fín se va a dormir (está desde hace una hora jugando con una colita para el pelo, sobre mi falda).

MAÑANA PUEDE SER UN GRAN DÍA, ¡duro por él!

5 comentarios:

  1. Que tremendo hijo de puta el tachero, horrible lo que te paso, que bueno que todo salio bien

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  2. Jajaja es que no dije nada de las pastillas, es solo ese tema. No soy fanática de la banda, las pastillas cambiaron mucho, ya no son lo que eran.

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  3. Ya no queda casi findesemana y la culpa la tiene,insisto, el puto autoestima

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  4. jejejemu bueno
    la verdad que esta todo nuevo no me acuerdo haberte leido mucho
    pero si que me gusto esto ultimo
    pero bueno que quede para la anecdota
    y un dia mejor que llegue yaaaa
    besos

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  5. ufaufaaa colonia aburrida y lejana...bah no hace mucha diferencia si estás por baires de todos modos peeero al menos puedo charlarte grr
    Disfrutá del resto

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