domingo, 27 de septiembre de 2009

Domingo a la noche. Siempre dije que detesto los domingos, me aburren, me bajonean...
Me levanté a eso de las doce y piquito, tranqui... ma bañé y bajé. Estaban (mis viejos) haciendo fideos caseros (yeah) y me dijeron que el motivo era la visita de mi prima, que vive en capital... al ratote, cuando ella llegó, almorzamos y listo, ese fue el fin de mi día... El resto se consumió entre películas malas de tele (las típicas de la hija peleada con la madre porque está en plena adolescencia y la del que escapa del asesino...) y un pedazo de torta de esa heladería cheta en la que mis viejos y la susodicha fueron a merendar. Maldita zona del medio de la nada. Me aburre.
Llovió todo el día, me cagué de frío (sí, estaba la calefacción prendida pero no importa, si uno ve llover tiene más frío, o al menos yo...) y ahora me agarró el remordimiento de haber tenido todo el día al pedo y no haber leído las cosas de filosofía para mañana...voy a hacer papelones, pero como no va a ser ni la primera ni la última vez, no le voy a dar más importancia de la que merece.
Para rematar, internet volvió de su paseo hace un ratito nada más, así que gran día... gran domingo, lástima que a Piringo se le pinchó la boda al aire libre por lsa gotitas, porque para mí, fue genial, todo lo genial que puede ser el inicio de una semana...

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