domingo, 21 de noviembre de 2010

Vemos pasar una ambulancia y vemos pasar un patrullero, todo el barrio chusmeando y nos enteramos que se ahogó una nena.
Lo peor es que lo único que puedo hacer es cepillarme el pelo, ser egoísta al agradecer mi aire y llorar, qué horror, qué injusto, me siento culpable por sonreir.


Ya posteado lo primero y a diez minutos de la fatal noticia, otro revuelo, lograron revivirla.

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